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INTELIGENCIA ARTIFICIAL

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La conclusión a la que llego es la de que hay una inoperancia manifiesta y generalizada de los grupos de gobierno en una escala temporal que arranca, creo, en la última década del siglo XX y alcanza hasta hoy mismo.

Si no me está fallando mi calculadora en una cosa tan simple como esta, se cumplen cien días desde las elecciones municipales y autonómicas del pasado mayo y esta cuestión nos legitima para analizar los primeros resultados de gestión. Algunos me dirán eso de que son 100 días desde la constitución del gobierno, no de la fecha de las elecciones. Da igual. Nadie se cree que en este pueblo no se saben los resultados de los comicios aun sin haberse convocado las elecciones. Los mismos de siempre.

Volver a volcar en medios de comunicación el listado de asuntos por resolver que acumulan décadas de promesas es un tema que daría para una serie cómica de televisión con visos de triunfar si no fuera porque los protagonistas no dan la talla hollywoodiense. Cada vecino campellero que no sea pepero tiene un archivo completo de fotos de los desastres acumulados en los últimos 20 años y que, desgraciadamente, nos sitúan a la cola de una lista imaginaria en la que se premiase la inteligencia, la ocurrencia y la iniciativa en la gestión municipal.

¡Desengáñate, amigo! Las cosas van a seguir de la misma forma que han sido hasta ahora. Pueden bromear abiertamente sobre los asuntos pendientes, el alcantarillado, la contaminación de playas, el PMUS, señalética horizontal y vertical, sanidad, educación, patrimonio, piscinas y campos deportivos. Pero no se os ocurra bromear con las fiestas populares, eso no.

Vamos al grano. Como veo que en cien días (o los que sean) las ganas y la ilusión por gobernar un municipio no salen a flote, me permito dar una solución al atasco en el avance lógico que cualquier grupo humano ha de procurar por el bien del darwinismo.  Este permiso queda avalado por los cuatro años como concejal en el Consistorio full time en la anterior legislatura y a 22 años en la gestión de áreas más complicadas de la administración universitaria durante mis años de servicio en aquella etapa laboral.

Analizado este tema, la conclusión a la que llego es la de que hay una inoperancia manifiesta y generalizada de los grupos de gobierno en una escala temporal que arranca, creo, en la última década del siglo XX y alcanza hasta hoy mismo. Estoy convencido de que el municipio, por las razones que sean (yo las intuyo) les viene grande en todos los sentidos: dimensionalmente, problemáticamente, socialmente, en lo turístico, en las tecnologías, en la enseñanza, en la sanidad, en el asociacionismo, en la igualdad, en el comercio, en el servicio de limpieza, creo que es un totum revolutum en el que reina la anarquía mal entendida, el desconcierto, la desorientación. Y esto no puede ocurrir en un territorio al lado de la capital de la provincia y perteneciente a una comarca en alza, a la cabeza en muchas cosas, capital de uno de los núcleos turísticos más importantes de nuestro país. Y estamos haciendo el ridículo más espantoso. Y lo digo desde fuera sin ningún ánimo vindicativo ni de retaliación.

Es más, estoy bastante convencido de que, en El Campello, y dentro de los grupos políticos que por lo regular optan al mandato municipal comicios tras comicios, no vamos a encontrar personas capaces de llevar adelante una entidad territorial como la que estamos tratando en este artículo. Claro que entre los 30.000 habitantes censados las habrá y de sobra con capacidad de tener una vista clara sobre el presente y futuro del territorio y sus gentes. Dense cuenta que en El Campello no hay presente ni pasado ni futuro a este ritmo; quien quiera llevar la iniciativa para montar un museo cívico histórico lo tiene fácil y solo ha de mostrar imágenes actuales para rememorar el pasado, nada ha cambiado si exceptuamos las torres de apartamentos que crecen en Muchavista -que nadie quería en la segregación- como setas sin orden ni concierto.

Propuesta: la inteligencia artificial. AI. Aun cuando es un instrumento incipiente en la transgresión de lo humano y encierra por sí mismo una tormenta cerebral en cuanto a principios básicos deontológicos pero futuribles, sería la solución perfecta para El Campello. Los datos básicos que hemos de aportar son la cantidad de millones de euros en el banco y las necesidades más básicas de este municipio que puedan hacer de El Campello un lugar ideal para vivir. Esas necesidades las hemos plasmado sobradamente los distintos grupos de la oposición a través de mociones los últimos -me atrevo a decir- doce años. Están en ese cajón que he señalado tantas veces.

Pues bien, como se habrán figurado, esto no es más que una caricatura crítica de lo que hay y de lo que está por venir, pero no hay mejor boutade que la de pensar que no nos hemos equivocado y que tenemos lo mejor que podíamos tener. Disfruten.