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Opinión 2.0 de El Campello

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{SER_SISTA} Articulo enviado por:

¡ Quiero a las mujeres felices, sin pena y muchas glorias, bien amadas y sin perder esa esencia que las hace CREADORAS !

Desde mi ignorancia y conato de praxis Budista, inteligible y pseudo_lógica mi voz más interna me dice que no abra la boca y no me genera más Karma negativo hacia mi ser, pero por otra parte el ego me convence e invita a adentrarme en un terreno pantanoso que siento que alguien debe pisar y total como un servidor ya ha perdido todo en la vida, es convencimiento de peso podérmela jugar a que me caigan cuatro insultos y se sortee algún que otro bloqueo en las redes.
 
 
Al igual que no creo en el concepto que nos han vendido sobre la empatía, tampoco creo en la igualdad, ya que para empezar somos moldes únicos y no lo digo yo, la ciencia ha demostrado que cada uno tenemos una huella tanto física como en nuestro genoma.
 
 
Pero para no liar más el asunto les voy a decir en lo que si que creo; primeramente en el AMOR en mayúsculas, empezando desde el propio y acabando por el universal, pasando por la ayuda reciproca, los gestos mútuos, el cero interés, la alegría de compartir triunfos propios y de terceros -por mal que me caigan-, el perdón y esa maravillosa sensación de sentirse afortunadas (hablo en femenino por que creo en el lenguaje inclusivo, aunque este palabro me desajusta).
 
 
Hace años que me etiqueto de «SERsista», es decir creo en el SER humano como especie o espécimen incluso como parásito, el género a estas alturas no debería de ponerse en duda ante la valía emocional de las personas.
 
 
Creo en la EQUIDAD, me parece mucho más justa que la IGUALDAD y para quién no sepa de su significado le invito aunque sea a jugarse la búsqueda en la Wikipédia.
 
 
Encontrarse en pleno siglo de inteligencias artificiales, coches eléctricos y agricultores cabreados y seguir hablando de derechos humanos, despropósitos que rozan la psicopatía hacia las mujeres me parece que estamos en terrenos y lindes peligrosas a nivel mental.
 
 
Estoy convencido de que existen ventrílocuos que meten sus manos por los traseros de algunos dirigentes para que sean sus títeres o muñecos a modo «Noche de Fiesta» como hacia José Luís Moreno en aquellos programas que a día de hoy, reír con «Rockefeller, Monchito o Macario» estaría mal visto y fumigado por casposo.
 
 
Hace casi diez años me apunté a un taller o curso en Navarra sobre «Nueva Masculinidad» ya que me dió la sensación de que los hombres estábamos haciendo algo mal y quería saber el qué.
 
 
Allí nos encontrábamos doce machos navarros y un servidor nacido en Alcoy, por aquella época a mi me encantaba pintarme las uñas y era motivo de ambigüedad entre estos buscadores de la verdad que por aquella época estaba encabezada por la izquierda más «Abertzale».
 
 
Salí de aquel taller peor de lo que entré, pero como el clásico cuento del «Rey Desnudo» no podía poner cara de bobo ante vocabulario, gestos y actos que desde mi infancia había normalizado según el profesor -que siempre pensé que si íbamos a estudiar o entender situaciones hacia la mujer, ¿por qué teníamos que recibir la clase de un tipo «mazao» con camisa de leñador y corte de pelo «anti_Ertzaintza»?
 
 
Entiendo dónde están los límites o tengo el suficiente respeto para saber dónde están las fronteras de todo, pero no solo por el género, sino en general, y no, no soy de los que piensa que debería de haber el día del hombre, soy de los que les gusta celebrar la vida con gratitud a cada minuto.
 
 
Por eso, me parece justo que exista un concurso de carteles y los tres premios los ganen mujeres, de hecho creo que soy más feliz viendo la fortuna del vecino que la riqueza en mi casa.
 
 
Pero lo que no entiendo es que mis carteles -que no obras de arte, ya que un cartel anunciador, nada tiene que ver con el arte sino con el impacto y la comunicación- sean tachados de machistas por insinuar unos pechos y unos labios femeninos.
 
 
Qué Eva Amaral pueda enseñar una t3ta ante millones de personas esté correcto, pero que un hombre insinúe un pecho con un 8 ladeado sea motivo de lapidación o que unos labios femeninos sean visto como cosificación o estereotipo machista, mientras se canta «Zorra» hasta en las guarderías.
 
 
Sé que es muy fácil tachar este texto de -mira otro que no se entera-. Pues sí, no me entero y busco y rebusco, veo que aunque siga sintiéndome un adolescente estoy rozando el medio siglo y debo darle la vuelta al jamón en breve y quizás por eso mis neuronas van perdiendo fuerza.
 
 
Tengo ganas de que esos que se esconden se vayan marchando y dejen de dividirnos y clasificarnos en estatus, clases bajas, medias y altas, clases políticas, intelectuales, trabajadores, esclavos, hombres, mujeres, unicornios, zorras, lobos, tóxicos, espirituales, izquierdas, derechas... 
 
 
¡ Quiero a las mujeres felices, sin pena y muchas glorias, bien amadas y sin perder esa esencia que las hace CREADORAS !
 
 
{Dani Albors}


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