POBRECITO MI PATRÓN, PIENSA QUE EL POBRE SOY YO

Opinión 2.0 de El Campello

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POBRECITO MI PATRÓN, PIENSA QUE EL POBRE SOY YO

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Si yo hubiera tenido un grupo municipal lo suficientemente fuerte y numeroso como para soportar una legislatura de cuatro años y con posibilidad de repetir otro cuatrienio por la buena gestión, habría procurado alejar el fantasma de pedanía de San Juan o de Alicante que hoy parece Campello a pesar de sus 30.000 almas censadas. En primer lugar, rodeándome de gente especialista en las principales áreas de la gestión de un municipio.



Es el título extendido de una de las canciones del cantautor argentino ya fallecido Facundo Cabral. También filósofo y poeta, escritor propuesto para el Nobel de 2008. Uno de los versos sueltos de esta misma pieza dice: “Juan Comodoro, buscando agua encontró petróleo; pero se murió de sed”. Frases como ésta son aplicables a cualquier situación. “El diablo fue al mar a escribir la historia del mundo, pero no había agua; dios se la había bebido”. Apliquen.

 

No es difícil ponerles imágenes a estas sentencias, escenarios compuestos por los puzles que uno construye con los “frames” de toda su vida y más vívidos los escenarios de lo que sería ahora y cómo, si yo hubiera….

 

Si yo hubiera tenido un grupo municipal lo suficientemente fuerte y numeroso como para soportar una legislatura de cuatro años y con posibilidad de repetir otro cuatrienio por la buena gestión, habría procurado alejar el fantasma de pedanía de San Juan o de Alicante que hoy parece Campello a pesar de sus 30.000 almas censadas. En primer lugar, rodeándome de gente especialista en las principales áreas de la gestión de un municipio.

 

Un período de reflexión antes del acto electoral es necesario: ¿qué quieres hacer de esta población? ¿cuál es la vocación más prometedora del territorio y en cuántos plazos puedo conseguirlo? ¿quieres convertirlo en un pueblo amable y acogedor propio de esta orilla del Mediterráneo o prefieres dejarlo como está y dejar pasar el tiempo?

 

Si los instrumentos de ordenación están anticuados hay que eliminar todas las piedras del camino para encontrar los adecuados y eso requiere mucho tacto, mucha palabra, mucho contacto con afectados y favorecidos; no es imposible la armonía y la melodía final puede asegurar un futuro vanguardista.

 

La estética es un factor, un componente de la ecuación que no puede faltar en la construcción de una ciudad. Con los mismos recursos se pueden conseguir ciudades encantadoras y ciudades desastrosas dignas de la anomia en los mapas del mundo. Y es posible que la deriva hacia uno u otro lado dependa de una sola persona. A unos se les dedican calles y a otros se les entierra en las fosas comunes de la ignorancia colectiva.

 

No basta con oír sugerencias de cualquier tipo, de diversa procedencia; es preciso escucharlas, ponerles atención y reflexionarlas. Porque nacimos sin saber nada, pero con el tiempo somos capaces de aprender que cualquier iniciativa tiene muchos “bolsillos” y en cada uno de ellos podemos encontrar derivadas que pueden alimentar muchos sueños. Cualquier cosa no es tan simple como parece, uno lo puede extender tanto como su inteligencia sea capaz.

 

El mundo entero ha cambiado durante los 23 años de este siglo y las tendencias son otras, el trato, las maneras, el aspecto, el comercio, la comunicación, las políticas de los servicios. Ahora se lleva el consenso, las mesas de negociación, los tratos políticos, la integración racial y social. Están en desuso las agresiones ambientales, el abandono, el autoritarismo, el negocio fácil y cateto, la burla y el abuso. Y a eso se deben adaptar las nuevas políticas municipales, porque el municipalismo es muy importante, es la base de toda la estructura de una comarca, de una región y, postreramente, de un país.

 

Es por todo ello que me duele Campello, lo veo cada vez más lejos de ese ánimo que alegra los cielos de este mar, alejado de pueblos que también empezaron siendo un caserío al costado de un viejo camino que pasaba por la calle Mayor y por el Convento de Mercedarios y que han aprovechado la fuerza de los vientos favorables para hacerse con una entidad consolidada en el vademécum de ciudades con encanto. Como alguna vez me dijo Remedios: no te olvides de Campello. No me olvido pero veo día a día que llegamos tarde a todo.

 

 


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